La visión del guerrero

Un viejo dicho reza:       

"No es lo que no sabes lo que molesta, sino lo que no sabes que no sabes, lo que te pone realmente en problemas".

En las artes marciales tenemos lo que se conoce como Omote o enseñanzas superficiales.                                 
Estos son los  fundamentos básicos que todos los estudiantes aprenden y solo después de que un estudiante ha demostrado la actitud apropiada, disciplina y respeto, un Sensei comienza a compartir el Okuden o los conocimientos profundos de un sistema.

Esta transmisión de conocimientos, es un antiguo método de compartir el preciado regalo de las artes marciales con aquellos que lo retransmitirán a las nuevas generaciones.
Cada uno de nosotros limitamos nuestras habilidades, viviendo la vida de un modo distinto de como deberíamos. No vemos el mundo como es, sino como creemos que es. La labor del Sensei es abrirle los ojos al alumno y demostrarle su real potencial. La filosofía de nuestra escuela es la de desafiar al alumno, guiándolo positivamente y de este modo, lentamente, comenzará a lograr progresos que nunca imaginó.                 

Muchos de mis alumnos más antiguos (más allá de cualquier grado), llegaron al Dojo para aprender un poco de Defensa Personal y luego, lentamente, se propusieron metas más complejas y elevadas, convirtiéndose finalmente en karatekas.               
Todos nosotros vemos al mundo como pensamos que deberíamos verlo. Nuestras creencias acerca de ciertas cosas, están basadas en como nos las contaron otros y como la internalizamos nosotros. Solamente usando nuestra convicción y creyendo en nuestro potencial sin fin, podemos cruzar desde la vida de los que fijan sus objetivos y límites en pensamientos Omote.

El máximo Okuden, o secreto oculto, es creer en uno mismo y saber que todo es posible, una vez que se puso el poder de la mente a trabajar.
Por eso, sueñe grandes sueños, propóngase objetivos específicos, desarrolle un plan escrito y luego tome acción con el propósito de no detenerse hasta lograr la meta.
Esta es la quintaesencia del cinturón negro y la clave del éxito para el guerrero moderno.